4 Apenas habíalos pasado, cuando encontré al amor de mi alma. Le
aprehendí y no le soltaré hasta que le haya introducido en la casa
de mi
madre, en la alcoba de la que me concibió.
5 Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas, por las ciervas del
campo, no despertéis, no desveléis al amor, hasta que le plazca.
6 ¿Qué es eso que sube del desierto, cual columna de humo sahumado
de mirra y de incienso, de todo polvo de aromas exóticos?